Somos seres hermosos, cuando perdonamos y amamos. Los rencores que atravesamos en el camino de la vida, son como viejas piedras que carga el caminante sobre su espalda.
A medida que avanza el tiempo para el caminante mas árido y pesado es el camino, más difíciles son las situaciones e incluso cada vez se ve más lejos la meta.
El que no perdona, posee un corazón revestido de dolor y de reconcomio, hacia todo recuerdo de la raíz de su dolor.
El hombre vive su vida y muere sin saber transformar las impresiones que llegan a su mente a través de sus pensamientos, ni los hechos que se susciten en el sendero.
El caminante debe aligerar su paso a través del tiempo, debe saber que a donde quiera que vaya, su mundo interior será el mismo.
El hombre que compra mas es igual que el que adquiere menos, para los dos el aprendizaje es el mismo, el mas rico de los dos es el que perdona.
El perdón hace feliz a quienes lo viven, porque esta lleno de dicha, de alegrías y de sabiduría.
El que perdona nunca esta a la defensiva porque se inunda de inocencia y cree, porque sabe que en la medida que juzgue será juzgado.
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